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Vivir en Alpuente Vivir en la Yesa. ¿Éxito, aprendizaje o baño de realidad? Por Yann Javier Medina, dinamizador rural en Invesrural

Un poco de todo como diría aquél. Abordar problemáticas e incidir en dinámicas que arrastran el peso de la historia, de un siglo de historia, de tozudas realidades y de fracasos amontonados, no puede ser una tarea sencilla y menos aún prometedora, al menos en principio. La dinámica a la que me refiero es el proceso de despoblación de buena parte del interior valenciano (y de tantas otras áreas del interior peninsular). Proceso cuyo inicio temporal “oficial” para el conjunto de los municipios rurales, según consenso más o menos generalizado de quienes estudian el fenómeno, corresponde a los años diez y veinte del siglo pasado, aunque en territorios como el nuestro existan funestos precedentes como el homicidio morisco de inicios del siglo XVII, que dejó la práctica totalidad de las comarcas interiores sin manos para la tierra y los animales. Quisiera asomarme a este inmenso mar de lágrimas formado por éxodos, desventuras, cierres y abandonos, con toda humildad y respeto, pero también animado por un optimismo contenido pero cabal dada la coyuntura demográfica actual. Para ello, me voy a referir en este artículo a una pequeña experiencia emprendida por los Ayuntamientos de Alpuente y de La Yesa, desde octubre de 2022 en el primer caso y desde junio de 2023 en el segundo, con el objeto de atraer y fijar nueva población en sus respectivos pueblos y aldeas. La breve historia de lo que han dado de sí sendos proyectos hasta el día de hoy, cuando recién inauguramos el 2024, es lo que voy a relatar en el presente artículo, y lo haré en el orden inverso al propuesto en el título del mismo, comenzando por los elementos más problemáticos y desalentadores, continuando con los principales aprendizajes a observar en adelante y, por último, por aquello de terminar con un buen sabor de boca, expondré datos concretos que permitan al lector evaluar si vale la pena dar continuidad a este tipo de experiencias, incluso replicarlas en otros municipios rurales. Esta es la breve historia de los proyectos Vivir en Alpuente y Vivir en La Yesa.

ELEMENTOS PROBLEMÁTICOS

Si he de hacer un resumen de las dificultades principales que me he encontrado a la hora de buscar, atraer, informar, asesorar, orientar, acoger y acompañar a nuevos pobladores, empezaré nombrando las dos que a priori contemplaba como más limitantes: a) La dificultad para encontrar personas, en especial familias, dispuestas a hacer un cambio de vida radical como es dejar la ciudad (mayoritariamente el Área Metropolitana de València) para trasladarse a una zona tan profundamente rural como es la de La Yesa, Alpuente y aldeas. b) La dificultad para encontrar ofertas de empleo dentro de un mercado laboral de tan escasa dimensión, dinamismo y diversificación como es el de nuestra área rural. La realidad, sin embargo, ha sido diferente a la esperada, ya que hay un interés creciente de familias y jóvenes emprendedores por enfocar su proyecto de vida presente o futuro en el medio rural, buscando una mayor calidad de vida y unos costes más razonables, en especial en lo que se refiere al alquiler o adquisición de vivienda. Por ello, salvo en momentos puntuales, apenas he necesitado “salir a buscar a la gente”. Entre la derivación de llamadas desde el Ayuntamiento de Alpuente, el posicionamiento web conseguido gracias a las acciones promocionales llevadas a cabo, la participación en proyectos como Hola Pueblo, la colaboración con otras entidades y el boca a boca, la Agencia Local de Acogida todas las semanas recibe varias llamadas y correos electrónicos de personas interesadas en recibir información sobre las posibilidades que ofrece nuestro municipio para emprender un nuevo proyecto de vida. Tampoco ha sido la búsqueda de empleo el mayor de los problemas, por dos razones fundamentalmente:

a) Aunque las ofertas de empleo son escasas, también lo son los recursos humanos en nuestro territorio, quedando en ocasiones vacantes algunas de esas ofertas. He sido informado, durante este período en que llevo ejerciendo como Agente Local de Acogida, de más de media docena de ofertas de empleo en Alpuente, La Yesa y su entorno, algunas de las cuales han sido aprovechadas para la instalación de diferentes candidatos/as, tanto unidades familiares como jóvenes independientes. Además, existe un porcentaje nada desdeñable de candidatos/as dispuestos a instalarse sin necesidad de encontrar un trabajo en la zona, bien porque son autónomos cuya actividad les supone una continua movilidad independientemente de su lugar de residencia, bien porque son personas que teletrabajan o, por último, y estos casos son los menos numerosos, porque la persona cuenta con algún tipo de renta o patrimonio que le permite vivir de manera más holgada en el plano económico.

Apartado “Vivir en Alpuente” dentro de la página web del Ayuntamiento de Alpuente.

¿Cuáles han sido las principales dificultades entonces? Pues como la mayoría de lectores supondrá, la vivienda en primer término. En segundo plano, la movilidad ha sido una dificultad para un porcentaje importante de las personas que han iniciado su Itinerario con nosotros, por ello considero el vehículo propio como uno de los requisitos de los que hablaré en el siguiente punto. La vivienda la considero el verdadero talón de Aquiles de nuestros pueblos. Un problema con vocación de convertirse en el mejor factor de atracción posible de nuevos pobladores pero que dista mucho de serlo a día de hoy. La realidad es que supone un bloqueo importante tanto para la llegada de nuevos residentes como para la permanencia de jóvenes familias en el lugar, dada la complejidad inherente al parque de vivienda existente: el mal estado general de las viviendas en desuso, la escasez de empresas en la zona dedicadas a las reformas, la burocracia urbanística y/o patrimonial; la discrepancia de intereses y voluntades de los diversos propietarios en los tan numerosos casos de herencias, junto con el factor fiscal y otros elementos culturales, familiares y sentimentales, en ocasiones tan sutiles como difíciles de analizar.

Búsqueda frustrada de vivienda en alquiler en muchos pueblos de La Serranía (Idealista.com).

Dada la extensión y profundidad de la problemática de la vivienda rural, no cabe esperar solución inmediata por parte de ninguna administración. El intento más prometedor hasta el momento quizá haya sido la Estrategia de innovación para la reactivación del parque de vivienda en municipios en riesgo de despoblamiento de la Comunitat Valenciana (ARREL), de cuyo proceso participativo el Ayuntamiento de Alpuente formó parte a través de nuestra Agencia Local de Acogida. Sin embargo, un año después y tras la elaboración del correspondiente diagnóstico y la definición de un marco estratégico, todo lo que conocemos de ARREL es una página web con una serie de enlaces a la web de la Agenda Valenciana Antidespoblament y a la de la Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda; en la que no existe ningún documento de consulta pública y donde la única herramienta propia es un buscador de municipios rurales que considera que Alpuente no tiene ni centro de educación infantil, ni centro de educación primaria, ni centro de educación secundaria, ni tan siquiera un cajero automático. De hecho considera que Morella es el único pueblo de los 180 que conforman la estrategia AVANT en que confluyen dichos servicios y que no existe ninguno en toda la provincia de Valencia que los tenga. Este hecho debe hacernos plantearnos si en el futuro vale la pena invertir horas de trabajo en este tipo de estrategias participadas en vez de dedicarnos a lo que nos ocupa que es atraer pobladores a nuestro territorio. Si esta revisión levanta algún tipo de malestar en alguien, no puedo sino recomendar que se dedique un poco más de tiempo e interés a informarse sobre los recursos existentes en cada uno de nuestros pueblos. Por mi parte, estaré encantado en explicar cómo diseñar, poner en funcionamiento y mantener un buscador de recursos rurales exhaustivo y riguroso, sin necesidad de brindis al sol, presupuestos ni consultorías, tan solo prestando un interés sincero y dedicando el tiempo necesario al territorio que se ama o, como mínimo, se respeta. En materia de repoblación (despoblación es nuestro problema, repoblación nuestro trabajo), como en tantas otras cosas, la voluntad política solo es un primer paso y el dinero es útil y conveniente solo cuando es necesario. Lo único imprescindible y realmente importante somos las personas que vivimos en los pueblos. Somos las verdaderas protagonistas, las únicas responsables a la vez que beneficiarias de un futuro rural que soñamos que sea.

Desde la Agencia Local de Acogida seguiremos aprovechando cualquier evento público en el que tengamos voz, para concienciar sobre la importancia crucial de que el parque de viviendas en alquiler se amplíe y mejore, apoyando, dentro de nuestras posibilidades, a los Ayuntamientos de La Yesa y Alpuente en las acciones que emprendan para abordar el problema.

APRENDIZAJES

En mi función de Agente Local de Acogida dentro del proyecto Vivir en Alpuente, las tres primeras tareas que llevé a cabo en los inicios del mismo, allá por octubre de 2022, fueron:

  • Sus cartas de presentación, que elaboramos conjuntamente y que una vez confeccionadas son recibidas incluso con emoción por candidatos y familiares al verse retratados en sus recursos, habilidades, potenciales y valores, de los que no todos son conscientes.
  • La participación en las Jornadas de Inmersión Rural, hasta el momento el recurso más eficaz que hemos encontrado para un avance significativo a la hora de animar el traslado de los candidatos (por las posibilidades que en ocasiones surgen in situ para conocer de cerca o encontrar los elementos clave: casa y trabajo, y educación en el caso de familias con hijos).

Si algo he aprendido en este año de intenso trabajo, al margen de constatar el creciente interés entre una parte interesante de la población urbana por acercarse al medio rural para estudiar un posible proyecto de vida (interés que no es nuevo pero sí aumentado y acelerado desde la pandemia de 2020), es lo conveniente de no crear falsas expectativas a los candidatos, pero también de animarles en lo posible, cuando llega el momento, para avanzar en su Itinerario con el fin de que conozcan sobre el terreno los recursos, los atractivos y, sobre todo, las personas del lugar. Un momento clave que no puedo dejar de destacar es la visita al centro educativo de Alpuente, quizá el recurso más atractivo y convincente con que cuenta nuestro territorio para la atracción de nuevas familias. El mantenimiento de los estándares actuales de calidad educativa, de los servicios vinculados (transporte y comedor), así como la calidad humana del personal del centro, es la mejor garantía de futuro para Alpuente, La Yesa y los demás pueblos cuya educación depende de este centro. Es el medio más rentable para que Alpuente siga posicionándose como uno de los destinos rurales de la Comunitat más valorados por familias que estudian un proyecto de vida rural. A quien dijo que el cierre de la escuela anuncia la muerte de un pueblo no le falta ninguna razón. Parecido es decir que la buena salud del centro educativo garantiza la vida en un pueblo. Aún diré más. Si hay dos elementos capaces de revertir el secular círculo vicioso de la despoblación que tan bien se ha estudiado y que tan bien conocemos todos, esos elementos son un centro educativo como el Alpuente y unas familias que apuestan por la calidad educativa y de vida de sus hijos. Este es el círculo virtuoso más potente que he conocido hasta la fecha en la década que llevo interesándome, estudiando y, finalmente, viviendo en y trabajando para el medio rural. Y este es uno de los principales aprendizajes en este año de rodaje del proyecto Vivir en Alpuente. Por ello, quiero agradecer las facilidades que siempre he encontrado para mantener una estrecha colaboración con el personal del centro educativo y, en especial, con Nerea de la Torre, la que considero la mejor anfitriona educativa posible; una madre, profesora, agente de cambio y dinamizadora de la comarca, pero con dimensión europea.

Otro aprendizaje importante ha sido la necesidad de perder el mínimo tiempo posible en esta labor y no hacérselo perder a las personas que muestran su interés inicial por vivir en el lugar. En esta línea, hay una máxima que repito casi a diario en las entrevistas, casi como un mantra: para venir a vivir a pueblos como Alpuente o La Yesa hace falta cumplir al menos estos tres requisitos:

LOGROS

Los avances más importantes del proyecto hasta la fecha se concentran en tres
ámbitos:

Cualquier persona dispuesta a colaborar con este proyecto, sea bajo la figura de Anfitrión en el Territorio, o estudiando si es viable la puesta en el mercado de alquiler de alguna de sus propiedades (vivienda, bajo, garaje…), aportando ideas y soluciones para los retos a los que me he referido a lo largo del artículo, o de alguna otra manera que crea posible, ruego nos haga llegar su intención. También se pueden visitar https://www.alpuente.es/seccion/vivirenalpuente y https://www.layesa.es/seccion/vivirenlayesa para conocer más detalles, herramientas y la agenda de eventos vinculados a sendos proyectos.

La Agencia Local de Acogida de Alpuente en cifras.
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