EL MOLINO DE LA ALMEZA

Como indicábamos en la anterior entrada sobre los molinos  de Alpuente,  el de la Almeza  requiere un especial tratamiento, por su buena conservación y por ser una instalación  única en su especie, al menos en la comarca de La Serranía, que data de principios de la década de 1900.

Si visitáis Alpuente, o  sois residentes en Alpuente y no lo habéis visto, os recomiendo visitar estas instalaciones, situadas en la primera replaza de la aldea de La Almeza, a sólo 5 km.  de la Villa en dirección a Arcos de las Salinas.

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Emilio Navarrete,  su propietario, os recibirá con agrado, y os mostrará el molino, contando los interesantes detalles sobre su construcción e instalación, y su funcionamiento hasta la década de los 70.

Reproduzco a continuación el artículo publicado en el nº 4 de La Taifa de Alpuente, donde podreis ver con más detalle estas instalaciones.

 

CONVERSANDO  CON …

EMILIO  NAVARRETE  MONLEÓN   “ El Molinero de la Almeza.”

Hoy es Sábado día  28  de Agosto de 2010,  son fiestas en la aldea de La Almeza, y en la plaza actúa  la Rondalla La Serranía.

Unos cuantos músicos de Alpuente y de varias aldeas, La Yesa, Aras de los Olmos, Calles y Chelva, se reúnen de vez en cuando y tocan sus instrumentos, de forma altruista, (a cambio de una buena cena con los festeros), alegrando la tarde a los numerosos asistentes con sus canciones y sus jotas.

Emilio está en la entrada de la Aldea, en la primera gran replaza,  donde vive con su mujer Trinidad  y con su hijo Vicente, que trabaja en Valencia y viene todos los fines de semana.

Él, Junto con Marina, su hermana, es propietario del molino que en su día fue una auténtica fábrica de harinas, y que ha sido una de las instalaciones industriales más importantes de la comarca de los Serranos hasta finales de los años 60.

A sus  setenta y siete años, está jubilado, y cuida de su mujer, compaginándolo con las labores agrícolas, su huerto, algunos animales de corral, etc.

Nos invita  a ver el viejo molino, con sano orgullo y algo de melancolía.

“Este molino, nos explica, lo fundó mi abuelo hacia 1900, y ha sido hasta los años 70, el primero que se montó con electricidad y el más importante de la comarca”.

 

“El abuelo era de Mora, un pueblo de Teruel, próximo  a   Rubielos de Mora, y  la abuela de Arcos de las Salinas, conocieron esta aldea y   cuando se casaron decidieron venir a vivir aquí, se compraron casa y decidieron montar  el molino”.

“Lo primero que tuvieron que hacer fue construr la central eléctrica, que montaron cerca del nacimiento  del  rio Arcos, a unos 5 Km de  Arcos de las Salinas, donde hacia los años 80, tras venderlo, han convertido las instalaciones en un Albergue- Refugio, del Centro Excursionista de Valencia”.

“Llevaron desde Valencia la turbina y el alternador, y las obras duraron varios años, fue un transporte lento, pesado y difícil sobre todo por la distancia y el mal estado de los caminos y carreteras, allí está todavía el transformador que preparaba la corriente eléctrica para mandarla por tendido eléctrico hasta la Almeza”.

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Desde fuera, Emilio nos señala el transformador de su molino, visible desde la calle, en el mismo edificio, que todavía se conserva bien pero en desuso, del cual se nutrían también las primeras bombillas que se encendieron bastante después en Alpuente, las aldeas y algunos pueblos vecinos.

Antes de entrar   a ver el molino Emilio nos muestra las numerosas argollas o anillas donde se ataban las caballerías que venían cargadas  a lomos o en carros con el grano de trigo, cebada, o centeno, principalmente. “Hasta aquí venían a moler gentes de todos los pueblos de alrededor: Torrijas, Arcos, Alpuente, La Yesa, Titaguas, Aras, y otros pueblos de Aragón algunos de bastante lejos.  Había mucho trabajo”.

Nada más entrar nos sorprende la gran complejidad y cantidad de elementos en su mayoría de madera que componen la instalación, así como la propia instalación eléctrica con cables, fusibles, etc. del interior del molino.

El edificio tiene  tres plantas, la primera es un semisótano donde se ubica un gran motor eléctrico, (alrededor de un metro de diámetro), anclado a tierra, movido por un potenciómetro de rodillo para variar la velocidad, El Potente motor transmite mediante su polea y una  larga correa de goma a otra gran polea de acero que acciona dos ejes. El eje inferior es el más potente y largo, con 5 apoyos o cojinetes de bronce,  lleva tres embragues de dientes y tres juegos de engranajes cónicos para poder poner en marcha una, dos o las tres  grandes Muelas de que dispone la instalación.

En la planta baja o  principal hay una gran entrada en donde se  recibía y almacenaba el grano en los sacos, luego se lavaba y se secaba con una gran turbina- ventilador, para después cribarlo “El grano antes venia de la era y se trillaba a mano, por lo que llevaba muchas semillas de hierbas y mucho polvo y piedrecillas que había que eliminar” Nos cuenta Emilio.

Una vez limpio, el grano pasaba por unas tolvas hasta la parte central de una de las muelas, donde se trituraba y salía por otro conducto, luego había que separar  el salvado de la harina, y esto se hacía en la parte superior del molino mediante unas instalaciones a base de cribas y ventiladores. “

“Había veces que funcionaban las tres muelas  a la vez, una con trigo, con cebada o con otros granos. La que mejor, sacaba la harina era la muela francesa, y la de la derecha que es catalana”.

“Algunas veces saltaban los fusibles debido a la sobrecarga del motor, que le venía justo para hacer rodar las tres muelas y todo lo demás a la vez; entonces había que parar para cambiarlos”.

“Los fusibles eran de plomo y los hacíamos nosotros fundiendo trozos de cañerías en el fuego, y llenando con el plomo derretido, unos moldes con la medida adecuada”.

“De vez en cuando había que repicar las muelas, y entonces se levantaban con una gran palanca que nos muestra, se giraban y a mano con un cincel bien afilado, se repasaban los dentados de la muela”.

“Por esta tolva que viene de arriba se llenaban los sacos de  harina y en esta  otra tolva se llenaba el salvado para los animales , entonces se cobraba en especie, la mayoría de gente no tenía dinero, de cada talega se sacaba un MEDIO (Caja,  Poya  o medida, que era lo que ganaba el molinero por su trabajo)”.

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Mi padre Emilio,  se casó con Emiliana,  una titagueña, y ellos montaron el molino de Titaguas, que ha estado funcionando hasta finales de  los años 80,  pero entonces ya era más fácil, ya había electricidad y las instalaciones eran más fáciles de hacer.

A la salida me comenta “ Mira: aquí tienes la primera bombilla que se encendió en Alpuente y alrededores, hasta varios años más tarde no había luz en otro sitio que no fuera este molino”.

“Me gusta conservarlo bien, cada día al levantarme, lo primero que hago es regar las plantas (la fachada está llena de macetas  con geranios en flor, rosales, enredaderas  y otras plantas) y abrir las puertas del molino, para que se renueve el aire y se mantenga así como está, no sé lo que será de él, pero el tiempo dirá”.

Por parte de la Sociedad Cultural, solo nos queda agradecer a Emilio, que nos haya facilitado este reportaje, aportándonos datos y fotos de gran interés documental y arqueológico.

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Sería deseable que estas instalaciones que ya han cumplido un siglo de antigüedad, por su gran relevancia,  no se perdieran y pasaran a formar parte de un itinerario cultural para el turismo, dado su gran interés como arqueologia  industrial y etnográfica de un  tiempo pasado en Alpuente.

Para ello, nuestras autoridades locales y autonómicas habrían de dar los pasos necesarios  para su  ahora llamada “ puesta en valor” o restauración, como un elemento importante para la captación de turismo cultural de interior, destinando los recursos humanos y económicos necesarios. Ojalá que algún día no muy lejano sea así, el futuro de nuestro pueblo lo agradecería.

Salvador Rubio.

 

 

 

 

Juegos tradicionales: LOS SANTOS

Uno de los juegos más practicados en Alpuente en la década de los 60 y 70 era el que conocíamos como  “ los santos”.

A pesar del nombre, este juego no tenía ninguna connotación religiosa, pues el nombre le viene   por la similitud con las estampas de imágenes, que en aquella época ya se repartían  por las iglesias y ermitas (Santicos).

Los santos eran las caras de cartulina que recortábamos  de las cajas de cerillas, y coleccionábamos y atesorábamos como el bien  más apreciado.

Las cajas de cerillas eran de tamaño pequeño, dentro estaban los 40 fósforos, hechos de papel enrollado con parafina y la cabeza de fósforo en un extremo, todavía se pueden encontrar en el comercio, más tarde aparecieron los actuales fósforos de madera y los mecheros de gas.

Cuando se acababan las cajas de cerillas  las madres  nos daban los estuches vacíos, y recortábamos la cara superior e inferior de la caja, para así aumentar su colección de “santos”.

En esa época, que no se conocían todavía los cromos, al menos en Alpuente, estas eran los únicos sustitutivos posibles; los había de diferentes temáticas: con personajes, animales, coches de época, aviones, plantas, edificios, etc, en la tapa de atrás de las cajetillas ponía una breve descripción o explicación  sobre el dibujo o ilustración de la cara  principal.

Algunos eran muy apreciados y difíciles de conseguir, y otros no tanto. Como se hace ahora con los

 

 

cromos, de futbol u otros temas,  en los recreos y a la salida de la escuela nos intercambiábamos aquellos que teníamos repetidos.

Pero, además de coleccionarlos e intercambiarlos, lo más divertido era el juego con los tacos. Este juego consistía en hacer un “rolde”  o círculo en el suelo de unos 3 mts de diámetro, con un  trozo de yeso, y mediante un “taco” de goma (que obteníamos de la parte trasera de un zapato o bota vieja), golpear con el canto de la goma en el canto del “santo”, hasta hacerlo  salir del “rolde”.

Los santos  se colocaban en el centro  del rolde, y había que tener puntería y habilidad para golpear y  conseguir que el santo  saliera volando unos metros o unos centímetros por el efecto del golpe. El que conseguía sacarlo se lo quedaba como premio y volvía a tirar  hasta fallar o hasta que se acababan las poyas o santos. Entonces había que reponer uno o dos  santos cada jugador para continuar el juego

Podían  jugar  a partir de 2 jugadores hasta 8 o 10 y se sorteaba el orden de las tiradas a  principio de la partida.

Si tenías mala suerte y perdías todos los santos, tenías que iniciar otra recolecta, primero con las cajas de cerillas vacías de casa y luego visitando a los vecinos que no tenían hijos para pedirlas, lo cual algunos hacían gustosamente.

Los buenos  jugadores, tenían un buen “taco” que se guardaban  y estimaban, cuando se perdía o se rompía había que ir al portillo  o a la “rocha” de La Hortichuela para buscar otro zapato o bota vieja y hacer otro nuevo .

Otra forma de juego también con los santos, consistía en dejarlos caer desde una altura de 1,5 o 2 mts, apoyados en una pared hasta el suelo, de forma que cuando uno caía sobrepuesto parcialmente  a otro u otros, te llevabas los dos o tres o cuatro que mochabas o tapabas.

Seguro que más de uno recuerda  conoce y ha jugado a este juego.

 

 

 

 

 

 

 

09/11/2013 Nota informativa de la A.C.A.A.

09/11/2013 Nota informativa de la ACAA

Estimados asociad@s.

Me complace dirigirme a vosotros para comunicaros que en la Asamblea extraordinaria del pasado día 1 de Noviembre se renovó la junta de la ACAA.

Salvador Rubio expuso brevemente las razones por las que presenta su candidatura, para la que cuenta con el respaldo de todos los miembros de la junta, así como las líneas de actuación para los próximos años, en los que se plantea como objetivo principal, dar continuidad al trabajo realizado hasta ahora e introducir alguna novedad.

A falta de otras candidaturas, se nombró la nueva junta de la asociación, que queda formada por los siguientes miembros:

Presidente/coordinador:               Salvador Rubio Cubel

Secretario:                                        Carlos Pérez Recio.

Tesorera:                                           María Teresa Verdú Cantó

Vocales:

Alberto Talaya Peñalver     Co-director de la revista La Taifa

Salvador Martí Debón

Sonia García Peñalver

Agustín Romero Civera

Isabel Santacreu Debón

María Teresa Suñer Fuster

 

Desde la junta directiva de la ACAA vamos a poner todo nuestro esfuerzo y dedicación en consolidar la asociación, cuya finalidad es dar a conocer, promover y difundir la cultura, la identidad, la historia, el paisaje y costumbres de la Villa y las aldeas de Alpuente.

Para ello contamos con el excelente equipo de personas que, de forma desinteresada, forman la junta y por supuesto con la inestimable participación de todos sus socios.

Un saludo a todos,

Carlos Pérez,

Secretario de la ACAA.

 

LOS MOLINOS DE ALPUENTE

Seguro que muchos seguidores de la web conocéis los molinos de Alpuente.

Que yo sepa, al menos han sido seis los molinos que ha tenido Alpuente desde la época medieval hasta nuestros días. Una buena prueba del potencial productivo de Alpuente en cereales, la mayor parte de ellos para consumo propio, desde épocas remotas.

Si mi memoria no falla, Los molinos son, en orden de aparición por el reguero:

1º El Micero, 2º Las Eras, 3º La Hoz o La Villa, 4º La Bomba, y 5º  La Hortichuela. A ellos hay que sumar el molino eléctrico de La Almeza, que merece capítulo aparte por su importancia y conservación.

Las aldeas de arriba utilizaban preferentemente el Molino de El Micero, situado en los primeros barrancos que surgen en nuestro preciado reguero, río que nace en la aldea de El Collado, baja hacia El Hontanar,  pasa por las faldas del cerro de Corcolilla, y tras atravesar el plano conocido como «Prao la Puente», entra en el barranco de El Micero, donde está situado el molino. Posteriormente el reguero continúa su curso por «La Pedriza», atraviesa el acueducto de Los Arcos, y se dirige hacia Las Eras,  Alpuente, La Hortichuela, Campo de Abajo,  Arquela y Tuejar, donde vierte aguas al Túria.

De alguno de éstos molinos apenas quedan restos, como es el caso del que hubo en el barranco del reguero, conocido como El Molino de La Bomba, situado detrás del castillo de Alpuente.

De él queda parte de la balsa en que se recogía el agua, y el túnel redondo por donde bajaba, con un salto de unos pocos metros, suficientes para mover los álabes de la turbina, que a su vez hacían girar la piedra para moler el grano. Según contaba Mariano Hernández,  fué destruido en dos ocasiones por las riadas, la última y definitiva en la década de 1910.

Tampoco al de Las Eras le ha ido muy bien, pues tras el abandono a partir de los años setenta, sus propietarios lo vendieron al ayuntamiento, que no tuvo mejor ocurrencia que derribarlo para construir en su solar la balsa de decantación de aguas residuales para Las Eras y la nueva urbanización.

En estado muy ruinoso se encuentra el de La Hortichuela, situado unos centenares de metros aguas abajo del de La Bomba, regentado por la familia Cuevas, hasta 1947. Queda el edificio con el tejado hundido y parte de la vivienda e instalaciones interiores.

Bastante mejor está el de La Hoz o de la Villa, visible desde el pueblo, pero sin posibilidad de acceso, por lo peligroso del sendero, que parte desde detrás de la ermita de La Purísima, cuyas piedras fueron llevadas a la fuente del castillo, así como las del molino de Las Eras se llevaron a la entrada del museo Etnológico de La Villa.

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Molino de La Hortichuela

 

Por último, El Molino de El Micero, regentado antiguamente por Nazario de Corcolilla, ha sido restaurado y reformado por sus herederos para convertirlo en vivienda vacacional desde hace unas décadas.

En próximo artículo abordaremos el molino eléctrico de La Almeza, que merece especial tratamiento por su importancia y valor.

 

 

Convocatoria Asamblea General Extraordinaria

ALPUENTE, 21 de Octubre de 2013

 

Estimado/a socio/a

 

Por la presente, queda convocado/a a la Asamblea Extraordinaria de la Asociación Cultural Amigos de Alpuente, que tendrá lugar el próximo viernes 01 de noviembre de 2013 en la Casa de la Cultura, a las 18:30h en primera convocatoria y a las 19,00h en segunda. Con el siguiente ORDEN DEL DÍA:

 

1.- Lectura del Acta anterior.

2.- Renovación de cargos de la Junta Directiva.

3.- Ruegos y preguntas.

 

Se recuerda a todos los socio/as que la tradicional lotería de Navidad, ya está a la venta.

 Recibe un cordial saludo,

                                     

Carlos Pérez, Vocal

(en función de secretario)

    

    

Salvador Rubio, Vocal

(en función de Presidente)

Alpuente y los árboles

Si uno observa fotos de los paisajes de Alpuente, fotos realizadas hace más de cincuenta años, llama la atención que en los montes de Alpuente apenas existían árboles. Pero esto es así para casi toda España. A mediados del siglo XIX se inicia en España un moderado crecimiento económico y comienza a precisar importar madera. No se trataba de maderas preciosas, ni de calidad para elaborar muebles u otros productos sofisticados. Se trataba de madera vulgar de pino para encofrados, embalajes o para la construcción. Fue a partir de ese momento cuando se inicia en España una política de reforestación de los montes. Esta política continúa más tarde con la segunda república, ya en el siglo XX, y después con la dictadura franquista.

En los años sesenta y setenta se llevaron a cabo las repoblaciones de los montes que rodean Alpuente y personas que repoblaron esos montes han hablado conmigo recordando que cuando tenían catorce o quince años ayudaron a repoblar los montes. Hoy esas personas tienen 63 o 64 años es decir han pasado treinta años. Tendrán que pasar otros treinta para que esos bosques adquieran la veteranía o la solera de algunos pinares situado en lugares como Orihuela del  Tremedal, la Virgen de la vega, Alustante o Montanejos. Estas repoblaciones fueron criticadas hace años pero sin duda han permitido que la masa forestal en España haya aumentado notablemente y que a la sombra de estos pinos repoblados crezcan las encinas autóctonas y se regenere el monte primitivo.

Hoy el paisaje que rodea a Alpuente ha cambiado. Podemos observar la foto publicada en el libro de don valeriano “La villa de Alpuente” y la misma foto tomada hoy en día desde el mismo lugar y podemos comprobar una pequeña pero significativa diferencia. Corresponde a una vista de Corcolilla. Esta ladera estaba cubierta en el Siglo XVI por un hermoso Carrascal que se quemó o fue quemado (?) en dos ocasiones. En la primera ocasión el bosque pudo recobrarse pero no en la segunda donde el paisaje quedó como se ve en la foto, yermo. Actualmente en dicha ladera hoy se ven algunos pinos que han crecido espontáneamente y allá al fondo, a la derecha de la imagen, sobre la muela del buitre una masa forestal que corresponde a una las repoblaciones efectuadas durante los años setenta.

Sin embargo hay cosas que parecen haber cambiado poco en la mentalidad de los Alpontinos acerca de los árboles. Los árboles no parece que sean bien vistos ni queridos o deseados. El árbol se acepta en determinados supuestos como árbol frutal pero no como elemento decorativo. Como ejemplo de ello podemos poner dos casos ocurridos recientemente. En la calle Abate Pinazo existía un enorme y precioso pino que fue talado porque sus raíces levantaban el alcantarillado. Situación similar a lo ocurrido con el precioso abeto que también fue talado situado junto al ayuntamiento antiguo, frente a la casa de Adela. En cualquier otro pueblo más respetuoso con los árboles habrían encontrado una solución tal vez más cara pero imaginativa y respetuosa con la vida de los dos enormes y preciosos árboles.

En la plaza hay un laurel y un sauce blanco que sobreviven de milagro a la poda que los servicios forestales los someten cada año a demanda de algunos vecinos que les molestan sus hojas. En la plaza de la Iglesia hay tres árboles, una acacia, un cerezo y un olivo. A estos hay que añadir el ciprés del museo etnológico. Este es el inventario de los árboles de Alpuente no demasiado para un población de más de cien casas en la Villa de Alpuente y más de cien vecinos.

Es cierto que las cosas están cambiando y cada vez hay más alpontinos que contemplan los árboles como elementos que hay que cuidar y fomentar, que forman parte de nuestro entorno y de la biodiversidad de Alpuente.

Nos gustaría que el ayuntamiento de Alpuente plantara algunos árboles en determinadas calles, plazas o rincones los que sin duda conferirían a estos lugares un aspecto más entrañable y sin duda más hermoso. Desde la asociación podría promoverse un concurso o iniciativa popular para que los vecinos señalaran aquellos lugares en los que piensan que un árbol o árboles podrían ser decorativos. Además indicar qué tipo de árboles hay que plantar. No todos los árboles son adecuados en el medio urbano como ya hemos visto. Los pinos levantan el pavimento y las alcantarillas. Sin embargo los almeces, el sauce, la acacia, el cerezo o el olmo son árboles que se adaptan muy bien al medio urbano, son árboles propios de la zona, crecen relativamente bien y rápido y requieren pocos cuidados.  La iniciativa podría financiarse por donantes anónimos o no y llevarse a cabo por los propios vecinos o asociados. Por otra parte y saliendo del núcleo de la Villa en el camino que recorre la Virgen desde Alpuente a Corcolilla y viceversa no hay apenas árboles. Algunos pocos marchitos y descuidados en la fuente del pino y unos pocos olmos donde para la Virgen y se leen los versos. ¿Qué costaría plantar almeces o cerezos a lo largo del camino? Los caminantes tendrían sombra y el paisaje, ya hermoso, ganaría en prestancia y belleza.

Algo sencillo, económico que podemos llevar a cabo nosotros mismos pero que tiene que ser impulsado desde alguna instancia. Ahí va el reto.CastilloAlpuenteelpoyosigloxximodelpoyosigloxx

Microrrelato: «Suspiro»

Del latín suspirum. Aspiración fuerte y prolongada seguida de una espiración, acompañada a veces de un gemido y que suele denotar pena, ansia o deseo.

Eso es lo único que consigo articular cada vez que mi mirada se posa en su figura.

Ni una sola palabra. Ningún gesto que atraiga su atención. Nada.

Sólo un suspiro…

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Finalista del  I Concurso de microrrelatos románticos “Porciones del alma”

Forma parte de la antología “Porciones del alma”

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Mitos del deporte: el azúcar y las agujetas

Con motivo del último trail celebrado en Alpuente, me ha surgido la inquietud o necesidad de tratar este tema. ¿Quién no ha tomado alguna vez un vaso de agua con azúcar antes de hacer deporte para paliar el malestar generado por las agujetas? ¿Quién no ha oído alguna vez que esta práctica era beneficiosa para evitarlas? Pues bien, de eso os hablaré.

Para empezar, quiero decir que todo lo que a continuación voy a exponer son conjeturas o hipótesis mías, surgidas a partir de mi experiencia como deportista y mis conocimientos como biólogo. Con esto quiero justificar el hecho de que no he contrastado el tema; tan sólo lo he comentado en alguna ocasión con amigos deportistas y/o amigos biólogos, llegando en algunas ocasiones a conclusiones muy similares.

Empecemos con un poco de biología (no os asustéis, voy a intentar ser lo más simple posible). El azúcar es utilizado por los animales, y por tanto, por los humanos, para generar energía que nos permita hacer cosas, en el caso que estamos tratando, correr, por ejemplo. El azúcar se obtiene de nuestra dieta, mediante los alimentos que ingerimos. Nuestro organismo tiene dos formas de obtener energía del azúcar: la respiración aerobia y la fermentación láctica.

En la respiración aerobia (por favor, no confundir con la acción de inhalar y exhalar aire a través de la nariz o la boca para llenar y vaciar nuestros pulmones, eso es otra cosa, aunque están muy relacionadas) se utiliza el azúcar en presencia de oxígeno para producir energía, obteniéndose como residuos, dióxido de carbono y agua. Voy a intentar poner un ejemplo cotidiano para aclarar este hecho: cuando cocinamos en casa, utilizamos energía en forma de fuego y calor para calentar los alimentos; el gas butano (o gas propano) actuaría como el azúcar en nuestro organismo; este gas prende (genera energía) cuando lo ponemos en presencia de aire (oxígeno) y le aplicamos una pequeña chispa; en este caso, también se genera dióxido de carbono y agua (en forma de vapor) como residuos de esta reacción, aunque no los veamos. En realidad, el proceso de respiración aerobia es bastante más complicado, con muchas reacciones químicas intermedias (y muchos científicos dirán que es un error comparar ambas cosas), pero sirva lo expuesto como un símil de lo que ocurre. En la fermentación láctica se utiliza el azúcar para producir energía, obteniéndose como residuos, dióxido de carbono y ácido láctico, pero no es necesario el oxígeno; de hecho, no se hace uso de él. Normalmente utilizamos la respiración aerobia y sólo en determinadas ocasiones se produce la fermentación.

Y diréis: ¡Pues vaya! Si en la fermentación no se utiliza el oxígeno, ¿por qué no realizarla siempre? Así nos ahorraríamos tener que respirar (inhalar y exhalar aire) para obtener oxígeno. Eso es verdad, pero la fermentación conlleva unos problemas para nuestro organismo que hacen que no sea recomendable utilizarla siempre. El primero de ellos es que para la misma cantidad de azúcar se obtiene menos energía con la fermentación que con la respiración aerobia. Otro ejemplo cotidiano: para realizar un viaje en coche, necesitamos muchos más litros de gasolina para recorrer una distancia dada con nuestro coche de gasolina, que si utilizáramos un coche igual pero que funcionara con diésel; en este caso, se utiliza la gasolina o el diésel para generar energía (movimiento del coche), pero la cantidad de combustible empleado dependerá del tipo de combustible que utilice nuestro coche. El segundo problema radica en la producción de ácido láctico como residuo. El ácido láctico es perjudicial para la supervivencia de nuestras células; sin entrar en materia, podría deteriorarlas hasta un punto en que dejasen de funcionar. La solución que ha aportado la naturaleza es cristalizar (volver sólido) ese ácido láctico para convertirlo en inofensivo. El verdadero problema está aquí, en la formación de estos cristales; porque lo que se forman son cristales reales, con sus puntas y filos, que se clavan en nuestras fibras musculares y producen el característico dolor.

Bien, ahora paso a explicar por qué creo que no es necesario el aporte de azúcar antes de hacer deporte. Como habréis podido deducir, en ambos casos se utiliza azúcar. Por lo tanto, no es un problema de falta de la misma, sino otra cuestión lo que hace que nos aparezcan las agujetas. Nuestro organismo está preparado para unas funciones cotidianas, dependiendo de nuestras actividades diarias. Si variamos esas actividades, se producen desajustes en nuestro metabolismo. Cuando aumentamos nuestra actividad física (pasamos a hacer ejercicio de forma continuada después de un periodo prolongado de inactividad) nuestro organismo se satura. En este caso es la respiración aerobia la que se satura (es necesario aportar muchas más energía de la que es capaz de producir), y es entonces cuando entra en funcionamiento la fermentación láctica. La respiración aerobia tiene dos formas de saturarse: la primera de ellas es porque no recibe suficiente oxígeno para que se lleve a cabo; la segunda es porque se satura en sí mismo el mecanismo de funcionamiento de la respiración aerobia.

Paso a explicar otro concepto, el de las proteínas, porque es necesario para entender los dos puntos anteriores. Las proteínas son orgánulos subcelulares (como pequeños soldaditos) que realizan cosas dentro y fuera de las células. Por ejemplo: unas dan elasticidad, otras dan rigidez, aportan color, transportan sustancias, dan forma, construyen canales de comunicación, producen movimiento, y un sin fin más.

El oxígeno es transportado desde los pulmones a los músculos a través de la sangre, dentro de unas células llamadas glóbulos rojos. Para ser más exactos, es la hemoglobina (una proteína) la que transporta el oxígeno, y ésta se encuentra en cantidades ingentes en el interior de los glóbulos rojos. Una vez el oxígeno llega a los músculos, éste es liberado. Dentro de las células musculares es la mioglobina (otra proteína muy parecida a la hemoglobina, de hecho una hemoglobina está compuesta por cuatro formas muy similares a la mioglobina) la encargada de transportar y almacenar el oxígeno. Si nuestras células musculares tienen pocas mioglobinas podrán transportar y almacenar poco oxígeno. Las mioglobinas son las encargadas de aportar el oxígeno necesario a la cadena de reacciones químicas que forman la respiración aerobia. Si este aporte se interrumpe, la respiración aerobia no puede continuar y es entonces cuando entra en acción la fermentación láctica.

La cadena de reacciones químicas que ocurre en la respiración aerobia también está controlada por una serie de proteínas que se encargan de su buen funcionamiento. Si hay pocas proteínas de éstas, no se podrá producir mucha respiración aerobia, entrando en funcionamiento, de nuevo, la fermentación láctica.

Como habéis visto, no es un problema de falta de azúcar, sino de aporte de oxígeno y/o saturación de la respiración aerobia. Entonces, ¿cómo se pueden evitar las agujetas? Pues, lamentablemente, de ninguna forma; las agujetas hay que pasarlas. Si continuamos haciendo ejercicio, nuestro cuerpo se acostumbrará a la nueva situación y generará más proteínas que las que habían antes. El ácido láctico producido en las sesiones de entrenamiento iniciales será eliminado de nuestro organismo a través de la orina y el sudor, y el dolor desaparecerá. Si volvemos a incrementar de forma drástica nuestra actividad física, las agujetas volverán a aparecer, y hasta que nuestro organismo no vuelva a acostumbrarse a la nueva situación, no desaparecerán.

No obstante, sí existe alguna práctica aconsejable para paliar los síntomas de las agujetas: una buena sesión de estiramientos antes y después del ejercicio ayudan, además de que es bueno para evitar lesiones. Pero por “buena sesión” quiero decir eso, emplear tiempo en este menester, no simplemente estirar dos veces cada músculo.

En cuanto al aporte de azúcar antes de hacer ejercicio, no es del todo desaconsejable, pero siempre dependiendo de las condiciones. Si lo que queremos es adelgazar, no es la mejor forma de hacerlo, porque lo que nuestro organismo primero utiliza para generar energía es el azúcar, y sólo cuando éste se acaba pasa a hacer uso de otras fuentes, como grasas y proteínas (también sirven como fuente de energía). Ahora, si vamos a competir, este aporte de azúcar extra puede resultar beneficioso, ya que es la forma más sencilla de obtener energía; las otras fuentes (grasas y proteínas) son más complicadas de utilizar.

Bueno, creo que con esta pequeña disertación es suficiente. Vuelvo a recordar que esto son hipótesis mías. Cada uno tendrá su opinión. Pero puedo asegurar que no estoy muy lejos de la verdad.

Un saludo.

Nota informativa de la A.C.A.A.

19/09/2013 Nota informativa de la A.C.A.A.
Como ya sabréis, en la asamblea general del pasado 24 de Agosto de 2.013 dimitieron el Presidente, Secretario y un vocal de la Junta Directiva. Dado que no se presentó ningún candidato a la presidencia, y es un cargo directivo imprescindible, la asamblea acordó dar un plazo de dos meses con el objetivo de ver si alguno de los soci@s se presentaba como Presidente. El resto de miembros de la Junta Directiva quedó encargado de recoger las posibles candidaturas y llevar a cabo una asamblea general Extraordinaria el 1 de Noviembre, en la que dichas candidaturas se presentarían y se someterían a votación. En caso de no existir ningún voluntario, la Junta se encargaría, tristemente de disolver la Asociación, según se indica en los Estatutos.
Me complace comunicaros que tras la valoración positiva por la actual junta, respecto de la conveniencia de dar continuidad a la asociación, Salvador Rubio, se presentará como candidato a la presidencia por un plazo de 2 años.
No obstante, si alguno de los soci@s quisiera presentarse para este cargo, la Junta recogerá con agrado su solicitud. Para ello, tendría que remitirse a cualquier miembro de la Junta y transmitirle su decisión.
El plazo máximo para presentarse a la Presidencia será el Jueves 31 de Octubre a las 19:00 horas, pasado ese momento no se admitirá, ningún candidato más.
Un saludo,
Carlos Pérez,
en representación de la Junta de la A.C.A.A.